jueves, 31 de mayo de 2012

Ángel MUMIAH

jueves, 31 de mayo de 2012
Descripción 
La energía que debemos utilizar el 31 de mayo se llama Mumiah y lleva el número 72. 
Se activa para ti hoy la última de las fuerzas angélicas, aquella que responde al nombre de Mumiah y que se encarga de transmitir esa esencia llamada renacimiento. 
Su trabajo es el de dar por terminada una labor, un ciclo, para tener buena disposición de acra a iniciar otro de características distintas. Es decir, esta fuerza nos anuncia un final, un desprendimiento, una renuncia, algo que ya ha cumplido su tiempo de vigencia.
Si te niegas a aceptarlo, podrías verte empujado a vivir una situación desesperada. 
Plegaria: 
MUMIAH: Fin de todas las cosas. 
Retorna, mi alma, a tu serenidad, ya que el Señor te ha otorgado sus bondades. 
MUMIAH: Sublime Señor del renacer y los cambios, 
haz que en mi naturaleza banalizada surja la divina quimera del oro; 
haz que mi hambre de luz y de pureza se condensen en mi estructura psíquica y me conviertan en la madre fecunda de una verdad más allá que mi propio ser. 
Haz que renazcan en mí todos los principios que han llevado al mundo a su plenitud, 
y que tu servidor humilde pueda ser para los demás el portador de tu renacer, 
en sus átomos, en sus células, en su simiente; el portador de salud y de longevidad, 
el mensajero de tus misteriosas virtudes.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Ángel HAIAIEL

miércoles, 30 de mayo de 2012
Descripción 
La energía que debemos utilizar el 30 de mayo se llama Haiaiel y lleva el número 71. 
Hoy se activa la fuerza que responde al nombre de Haiaiel y cuya virtud principal es la de proporcionarnos armas para el combate, para el de la vida, se entiende. 
Con este ángel aparecen en nosotros las ganas de dejar las cosas atadas y bien atadas, es decir, de llegar al final de los procesos que hayamos iniciado con anterioridad, de materializar las ideas y ese debe ser nuestro objetivo principal. 
Pero si te niegas a llegar hasta las últimas consecuencias, serás tomado como un productor de discordias.
 
Plegaria:
HAIAIEL, Dios dueño del universo. 
Mis labios loarán altamente al Eterno y lo celebraré en medio de la multitud. 
HAIAIEL: Haz que mi naturaleza emotiva se integre armoniosamente en el gran cuerpo del Pensamiento. 
Evita que en ningún recodo de mi ser algo permanezca anclado en mi pasado. 
Y si la sangre inocente de Abel clama venganza dentro de mí, permite, Señor HAIAIEL, que mi corazón comprenda las razones de mi cabeza, de manera que jamás levante mi mano ni contra los seres ni contra las cosas. 
Y cuando los poderes del Aleph me sean dados, ayúdame, Señor HAIAIEL, a expresar la doble verdad de los deseos y de la mente, de una forma equilibrada y útil para los demás. 
Como perfecto intermediario entre los señores del cielo y los seres de la tierra.

PADRE NUESTRO ORIGINAL, COPIADO DE LA PLACA EXISTENTE EN EL MONTE DE LOS OLIVOS...

PADRE-MADRE RESPIRACIÓN DE LA VIDA, FUENTE DEL SONIDO, ACCIÓN SIN PALABRAS, CREADOR DEL COSMOS---

HAZ BRILLAR TU LUZ DENTRO DE NOSOTROS PARA QUE PODAMOS HACERLA ÚTIL

AYUDANOS A SEGUIR NUESTRO CAMINO RESPIRANDO TAN SOLO EL SENTIMIENTO QUE EMANA DE TI 

NUESTRO YO, EN EL MISMO PASO, PUEDA ESTAR CON EL TUYO, PARA QUE CAMINEMOS COMO REYES 

Y REINAS CON TODAS LAS OTRAS CRIATURAS,  QUE TU DESEO Y EL NUESTRO SEAN UNO SOLO EN LA LUZ,

 ASÍ COMO EN TODAS

LAS COMUNIDADES,  HAZNOS SENTIR EL ALMA DE LA TIERRA DENTRO DE NOSOTROS, PUES DE ESTA

 FORMA SENTIREMOS LA SABIDURÍA QUE EXISTE EN TODO.  NO PERMITAS QUE LA SUPERFICIALIDAD

 DE LAS COSAS DEL MUNDO NOS ENGAÑE Y NOS LIBRE DE TODO AQUELLO QUE IMPIDE NUESTRO 

CRECIMIENTO,   NO NOS DEJES CAER EN EL OLVIDO DE QUE TU ERES EL PODER Y LA GLORIA DEL

 MUNDO,   LA CANCIÓN QUE SE RENUEVA DE TIEMPO EN TIEMPO Y TODO LO EMBELLECE...      QUE ASI SEA

martes, 29 de mayo de 2012

EL “CREDO” DE BUDA



 

No creáis en nada simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante muchos siglos.
No creáis en nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo crean.
No creáis en nada porque así lo hayan creído los sabios de otras épocas.
No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os lo inspira.
No creáis en lo que dicen las sagradas escrituras sólo porque ellas lo digan.
No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano.
Creed únicamente en lo que vosotros mismos hayáis experimentado,
verificado y aceptado después de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la consciencia.»

 BUDA

Ángel JABAMIAH

martes, 29 de mayo de 2012
Descripción 
La energía que debemos utilizar el 29 de mayo se llama Jabamiah y lleva el número 70. 
El ángel que se pone hoy a tu disposición tiene el nombre de Jabamiah y su principal virtud es la esencia llamada alquimia, que permite transmutar todos los metales y todos los procesos de nuestra vida en oro, es decir, en algo duradero. 
Pero el cambio debe iniciarse en nuestro propio organismo, así para que todo reluzca como el eterno metal, debemos poner en marcha los mecanismos que nos lleven a sanar. 
Si negamos la necesidad de una renovación, la codicia puede aparecer en nuestra vida. 
 
Plegaria: 
JABAMIAH: Verbo que produce todas las cosas. 
En el Principio, Elohim, El-Los-Dioses, el Ser de Seres, 
había creado en principio lo que constituye la existencia de los cielos y de la tierra. J
ABAMIAH: señor que produce todas las cosas, haz de mí el receptáculo vivo y consciente de tu verbo. Lléname, JABAMIAH, de tu presencia; 
de suerte que cuando el mundo me llame a la acción, sea tu fuerza la que actúe, tu voz la que ordene, 
tu divino genio el que construya. Regenera en mí, 
Señor JABAMIAH, todo lo que haya dejado de ser conforme a la ley divina y guárdame, 
Señor, de la vanidad de pensar que mis obras son mías cuando son tuyas. 
Permite, JABAMIAH, que las circunstancias sean propicias a la expresión de tu verbo, 
y pon ante mí a las personas adecuadas para que tu semilla fructifique en ellas. 
Y si mi trabajo es grato a tus ojos, llévame, Señor, ante el trono de Dios.

domingo, 27 de mayo de 2012

La Pequeña Alma y el Sol



HABIA UNA VEZ UNA PEQUEÑA ALMA QUE DIJO A DIOS:
¡Ya se quien soy!
Y Dios le contestó:
¡Maravilloso! ¿Quién eres?
La pequeña alma contestó a toda voz.
¡Soy la luz!
Dios sonrió ampliamente:
Así es —exclamó. Tú eres la Luz.
La pequeña alma estaba feliz, porque había comprendido lo que todas las almas del reino trataban de entender.
¡Hurra! ¡Esto es fantástico!
Pero poco después ya no le bastó con saber quien era. Sentía cierta inquietud en su interior, porque quería ser lo que era.
Así, la pequeña alma volvió a hablar con Dios (lo cual no es mala idea para todas las almas que quieren ser Quienes Son realmente), para comunicarle sus ideas:
¡Hola, Dios!
Ahora que ya se quien soy, ¿es bueno serlo?
Dios respondió:
¿Quieres decir que deseas ser Quien Ya Eres?
Pues… verás. Una cosa es saber Quien soy, y otra muy distinta es serlo realmente.
Quiero sentir como es ser la luz.
Pero si ya eres la luz — Repitió Dios, sonriendo otra vez.
¡Si, pero quiero saber como se siente serlo! —exclamó la pequeña alma.
Creo que debí imaginármelo —repuso Dios, riendo


Tú siempre has sido la más aventurera
Y, tras un instante, la expresión de Dios cambio.
Pero hay una cuestión…
¿Qué es? preguntó la almita.
…Que no existe otra cosa además de la Luz. No creé otra cosa que lo que tu misma eres. Así, no hay un modo sencillo para que experimentes Quien eres, puesto que no hay nada que no seas. ¿Cómo? —repuso la Pequeña Alma inocente, estaba un poco confundida.
Piénsalo de este modo.
Eres como una vela en el sol.
Ya estas allá, junto con millones y ga-guillones de otras velas que forman el sol.
Y el sol no podría serlo sin ti, porque le faltaría una de sus velas, y así no podría brillar tanto.

Pero saber que eres la Luz estando dentro de la Luz… ese es el problema.
Tú eres Dios, ¡ya se te ocurrirá algo!
Dios volvió a sonreír:
Ya pensé en algo.
Puesto que no puedes sentirte la Luz al estar en ella, te rodearé de oscuridad.
¿Qué es la oscuridad? Es aquello que tú no eres. ¿Tendré miedo de la oscuridad? —gimió la almita.Solo si así lo quieres —respondió Dios.
A decir verdad, no hay nada que temer, a menos que así lo decidas. Nosotros inventamos todo eso. Fingimos.
¡Ah! —exclamó la pequeña alma, que ya se estaba sintiendo mejor.
Entonces Dios explicó que, para poder experimentar cualquier cosa, se requiere de su opuesto.


Ese es un gran don, porque sin el no podrías conocer como es todo lo demás. No podrías saber que es lo caliente sin lo frío, el arriba sin el abajo, lo rápido sin lo lento. No podrías saber que es la izquierda sin la derecha, el acá sin el allá, el ahora sin el después.
Y así —concluyó Dios, al verte envuelta en la oscuridad, no cierres el puño ni alces la voz para maldecirla.
Más bien, sé Luz entre las tinieblas, y no te enojes por ello.
De ese modo sabrás Quien Eres Realmente, y también los demás lo sabrán.
Permite que tu luz brille para que todos sepan que eres alguien muy especial.

¿Quieres decir que está bien que los demás sepan que soy alguien muy especial? — inquirió la Pequeña Alma. ¡Por supuesto! — rió Dios, ¡Esta muy bien!
Pero recuerda que “especial” no quiere decir “mejor”. Todos son especiales, cada uno a su modo. Pero hay muchos que no lo recuerdan. Entenderán que está bien que sean especiales sólo cuando tu mismo sepas que está bien ser especial.
¡Fantástico! — exclamó la almita, quien bailaba, reía y daba saltos de felicidad.
¡Puedo ser todo lo especial que quiera!
Si, y puedes serlo a partir de ahora mismo — agregó Dios, quien bailaba y saltaba y reía con la pequeña Alma.
¿Qué parte de lo especial quieres ser?
¿Qué parte de lo especial? No te entiendo.
Verás… — le explicó Dios:

Ser la Luz es ser especial, y eso esta hecho de muchas partes. Ser generoso es ser especial. Ser amable es ser especial. Ser creativo es ser especial. Ser paciente es ser especial.
¿Se te ocurren otros modos de ser especial?
La pequeña Alma quedó en silencio por un instante:
¡Se me ocurren muchas formas de ser especial! — Exclamó luego. Es especial ayudar a los demás. Es especial compartir. Y ser amistoso también es ser especial. ¡Ser considerado con los demás es ser especial!
¡Así es! — concordó Dios.
Y tú puedes ser todas esas cosas, o cualquier otra parte de lo especial que desees ser, en cualquier momento. Eso significa ser la Luz.

¡Ya se lo que quiero ser! —anunció la Pequeña Alma, muy emocionada. Quiero ser la parte de lo especial llamada “perdonar”. ¿No es especial perdonar? Oh, si —aseguro Dios. Eso es muy especial.Entonces, eso quiero ser. Quiero perdonar. Quiero experimentarme a mi misma de ese modo.
Bien —dijo Dios. Pero hay algo que debes saber.
La Pequeña Alma comenzaba a impacientarse. Parecía que siempre había complicaciones. ¿De que se trata? —suspiró
No hay nadie a quien perdonar. ¿Nadie? La Pequeña Alma apenas podía creer lo que estaba oyendo.
¡Nadie! —repitió Dios. Todo cuanto hice es perfecto. No hay una sola alma en toda la creación que sea menos perfecta que tu. Mira a tu alrededor.
Entonces la Pequeña Alma se dio cuenta de que se había reunido una gran multitud. De todo largo y ancho, de todos los rincones del Reino, habían venido almas, porque se había corrido la voz de que la Pequeña Alma sostenía una extraordinaria conversación con Dios, y todos querían oír lo que decían


Viendo a las incontables almas reunidas, la almita tuvo que coincidir: nadie parecía ser menos maravilloso, menos magnifico o menos perfecto que ella misma. Tal era el esplendor de las almas reunidas y tan brillante era su Luz, que la Pequeña Alma apenas podía sostener su mirada.
¿A quién perdonar entonces? —preguntó Dios. ¡Oh, creo que esto será muy aburrido! — gruñó la almita. Quería experimentarme como El Que Perdona. Quería saber como es esa parte de lo especial.
Y, así, supo como es estar triste.
Pero entonces un Alma amistosa salió de entre la multitud: No te preocupes Pequeña —le dijo. Yo te ayudaré.

¿De verdad? —replicó, con el rostro iluminado.
¿Pero que puedes hacer?
Puedo darte a alguien para que lo perdones.
¿Puedes?
¡Desde luego! —canturreó el Alma amistosa.
Puedo ir a tu siguiente vida y hacer algo para que lo perdones.
Pero… ¿Por qué habrías de hacerlo? —preguntó la Pequeña Alma. Tú que eres un Ser de tan absoluta perfección.
Tú que vibras con gran rapidez creando una luz tan brillante que apenas puedo verla.


¿Qué podría hacer que frenaras tu vibración hasta que tu luz se hiciera oscura y densa? ¿Qué podrías hacer tú, que eres tan ligera como para bailar en las estrellas y desplazarte por el Reino a la velocidad del pensamiento, entraras a mi vida y te volvieras pesada como para hacer una cosa tan mala? Es muy fácil —repuso el Alma Amistosa.
Lo haría porque te amo.
A la Pequeña Alma le sorprendió la respuesta.
No te asombres — le dijo el Alma Amistosa.
Tú hiciste lo mismo por mí. ¿No lo recuerdas? Hemos bailado juntas muchas veces, por eones y eras. Durante todos los tiempos y en muchos lugares hemos jugado juntas. Simplemente no lo recuerdas,


Ambas hemos sido todas las cosas. Ya fuimos el Arriba y el Abajo, la Izquierda y la Derecha. Fuimos el Acá y el Allá, el Ahora y el Después, Fuimos lo Masculino y lo Femenino, lo Bueno y lo Malo. Tu y yo Fuimos la victima y el villano.
Así, nos hemos reunido muchas veces, la una dando a la otra la oportunidad exacta y perfecta para expresar y experimentar Quienes Somos Realmente.
De ese modo —añadió el Alma Amistosa, llegaré a tu próxima vida y seré el “malo”. Haré algo realmente terrible, y entonces podrás experimentarte como El Que Perdona.
¿Que harás? —preguntó la Pequeña Alma, un poco nerviosa. ¿Que puede ser tan terrible?
Oh, ya pensaremos en algo —replicó el Alma amistosa, con un guiño. Segundos después, pareció tornarse muy seria y murmuro: Tienes razón en algo.
¿En qué? —quiso saber la almita.

Tendré que frenar mi vibración y hacerme muy pesada para hacer ese algo no tan bueno, Fingiré que soy alguien muy distinto a quien realmente soy. Por eso te pediré un favor a cambio.
¡Si, lo que quieras — exclamó la Pequeña Alma y comenzó a cantar y bailar, Podré perdonar, podré perdonar!
Pero notó que el Alma Amistosa seguía muy callada.

¿Qué quieres? —le preguntó. ¿Qué puedo hacer por ti? ¡Eres todo un ángel por estar dispuesta a hacer tal cosa por mí!
¡Claro que el Alma Amistosa es un ángel! —interrumpió Dios ¡Todos lo son! Siempre recuerda eso que solo ángeles envío.
Y así, la Pequeña Alma quiso más que nunca satisfacer la petición del Alma amistosa: ¿Qué puedo hacer por ti? —volvió a preguntar.
En el momento que te golpee y te despedace —repuso el Alma Amistosa. Cuando te haga lo peor que pudieras imaginarte, en ese mismo instante…

¿Que? — interrumpió la Pequeña Alma. ¿Qué…?
El Alma amistosa está aun más seria: Recuerda quien soy realmente.
¡Si, así será! —exclamó el Alma Inocente. ¡Te lo prometo! Siempre te recordaré tal y como te veo aquí y ahora.
Muy bien —repuso el Alma Amistosa, porque pondré tanto empeño en fingir, que olvidaré quien soy. Y si tú no me recuerdas como soy realmente, no podré acordarme durante mucho tiempo. Y si olvido quien soy, incluso tú olvidarás Quien Eres, y las dos estaremos perdidas. Entonces necesitaremos que venga otra alma para que nos recuerde a Ambas Quienes Somos.

¡No, no será así! —prometió otra vez la Pequeña alma.
¡Te recordaré! Y te agradeceré por darme ese don, la oportunidad de experimentarme como Quien Soy.
Así acordaron, y La Pequeña Alma fue hacia una nueva vida, emocionada por ser la Luz, que era muy especial, y por ser esa parte de lo especial que se llama Perdonar.
Y esperó ansiosamente poder experimentarse como Perdón y agradecer lo que hiciera la otra alma para que fuera posible.
En todo momento de esta vida, cada vez que apareció en escena una nueva alma, ya fuera que trajese felicidad o pesar (y especialmente si traía pesar), la Pequeña Alma pensó en lo que Dios le dijo.
“Siempre recuerda que no envío mas que ángeles”